El invierno llegó con un inesperado baño de rayos blancos. Entran de golpe por los ventanales de mi recámara, no piden permiso y se posan en mi cuerpo, a veces desnudo y a veces cubierto –por unas sábanas que de inmediato se impregnan de un inconfundible olor a sol.
Semejante asteroide me invade, me confunde, me ofende, y lo hace con la venia de unos árboles estacionales que se aligeran con los primeros vientos de Otoño, pues empiezan una lenta danza que los va despojando de sus ropas. Así, aquéllos que conocí en verano y protegían mi descanso, ahora son cómplices de un Sol terco y entrometido.
En fin, bienvenida sea la luz en verano y pos ya en esas... también en invierno.
1 comment:
Pues espero que goces de la presencia del astro rey pues al parecer, después de haber lastimado tanto a la pobre madre tierra,su incandescente compañía amenaza con quedarse por más de lo acordado. Enjoy it! Atte. Queen Amargot
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