Stradun, la calle principal, el trazo urbanístico de la Ciudad se acomoda en torno a esta calle, y en ella encuentras de todo.
En fin, con el tiempo supe que hace siglos esos países eran naciones independientes y que formaron una sóla república gracias a Tito, General considerado el padre de la República Yugoslava y cuya muerte fue el presagio del final de dicha unión.
El antiguo puerto, la isla que se ve al fondo, se llama Lokrum, y de ella se cuentan infinidad de leyendas, como una que me dijo Dower, en cuya casa me hospedo, la cual afirma que nunca se ha incendiado.
Croacia, también fue muy castigada por los serbios durante la guerra, ahora, por lo menos, Dubrovnik muestran una cara repuesta, no te das cuenta de que hace quince años estaba destruida, pero si pones atención puedes notar que hay dos tipos de tejas, unas de tonos cafés y ocres y otras muy rojas y relucientes, me explico, las primeras son las centenarias, las segundas fueron donadas por la Unesco después de la guerra, como parte de la reconstrucción de esta ciudad declarada Patrimonio Mundial de la Humanidad en 1979.
Una vista desde la Torre Minceta, aquí puden notar los dos tipos de tejas.
Dubrovnik fue parte de los imperios romano y bizantino, pero siempre con libertades que le permitieron desarrollarse como un importante puerto comercial, compitiendo con la no muy lejana Venecia. Su industria naviera fue altamente desarrollada y sus embarcaciones llegaron incluso hasta América. En su época independiente se instituyó como una República fuerte con gobiernos ejemplares en cuanto a su relación con su pueblo. Dubrovnik es una ciudad hecha pensando en sus habitantes, y cuando la caminas, pese a su extenuante geografía, no puedes refutarlo.
Pufff, aquí me hizo falta alguien que no quiero decir su nombre, pero bien que sabe que estoy hablando de ella... je je.
Anochecer en el puerto antiguo, iluminan toda la muralla y la vista es espectacular.
Ahora, esta ciudad junto con todas su hermanas croatas está despuntando como destino turístico en Europa, ojalá que su gobierno siga manteniendo, como desde hace siglos, la calidad de sus habitantes y la belleza de una villa que ha soportado guerras y devastadores terremotos, no vaya a ser el turismo un mortífero invitado dentro de estas murallas.
A gusto en la muralla, de fondo se ven dos cruceros, diariamente llegan a Dubrovnik.