Lo peor es que los minutos corren cual catarata de Iguazú, y de repente uno tiene la sensación de que va al muy, pero muy lejano oriente, y efectivamente después de cruzar el Himayala, también conocido como 'La Quebrada' (y que por cierto está envuelto en un extraño olor a... ¿mango?) se llega a esa tierra recóndita que uno ubica en el trayecto gracias a una planta de la Ford... tache, ausencia de identidad. Siendo honestos, es un verdadero problema que necesites coche para ir hasta allá, de otro modo es una monserga, urge que acaben el tren suburbano.

Con Alex y Leslie, ah qué joda que saliéramos bien los tres, esta es la mejor así que imaginen las otras.
Por fortuna, el 'queretazo' estuvo divertido, le festejamos a Lalín su cumpleaños (por fin manito ¡ya vas a cumplir 26!.. ja ja) y nos atragantamos con harta arrachera y un poco de chela. Gracias a esto, mi fin de semana me dejo con buen sabor de boca, en mucho sentidos.
PD. Hey Leslie, madre protectora de las huilísimas, hay que tener más cuidado con esos close ups a tus húmedos y carnosos labios, que si bien lucían muy bien detrás de ese velo de humo tabaquero, pueden ser muuuy mal vistos, y peor aún, escuchados.